"El ocaso de la nada"


Hasta ahora el momento más sublime de la avanzada edad de aquel señor había sido el momento en que vio morir frente a sus ojos a aquel niño, ese accidente podríamos decir que marco el resto de su vida (que distaba de ser larga).
La marcada diferencia que experimento desde ese “fatídico” día para muchos y enervante para él.
Se sentía lleno de vida, se sentía con ganas de matar, con ganas de sentir esa felicidad que no se le había presentado de nuevo (recordando el accidente, mientras una mueca aparece en su rostro, pensemos que es una sonrisa).
Un tumulto de sentimientos, un alud de emociones explotaban en su interior y decidió dar el gran paso al final… conseguir su infinita felicidad solo le pertenecía a él y no dudo ni un solo segundo en conseguirla.
Para su noche preparo una deliciosa cena, ópera de Wagner y su cigarro que nunca lo abandonaba, se dispuso a cenar y escuchar esa melodía tan estridente digna del rayo, continuo con su cigarro, pensaba todo lo mal que había hecho y pensó “siempre desacertando acerté”  (pensaba que siempre influían en él las consecuencias de los demás) se dirigió a su habitación la cual tenía preparada para la celebración, con su habilidad que le permitía la edad colgó en su techo la felicidad, corrió la cama y se dispuso a ser feliz en su momento especial… su cuerpo se convulsiona y es feliz… indudablemente.
En su lapida había escrito lo siguiente: “por siempre feliz… desde ahora”

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